Tres sencillos consejos para la práctica del Yoga en tu hogar
Aunque adoremos la práctica de yoga y pensemos en la infinidad de beneficios que nos reporta, muchas veces, el mayor inconveniente se presenta cuando debemos encontrar un hueco y sacar 90 minutos de nuestra apretada agenda para asistir a una clase.
Las ganas están, en ocasiones, la disponibilidad también, pero, muchas veces, empezamos a buscar excusas poderosas para evitar tener que desplazarnos hasta un lugar para realizar nuestra práctica. Nuestro subconsciente comienza a operar y visualizar en la trastienda de nuestro cerebro la infinidad de dificultades que supone desplazarse hasta el sitio donde recibir una clase de yoga. En el último momento siempre surge algún contratiempo.
En los tiempos estresantes que corren, el tiempo invertido en desplazamientos y el estrés que genera no llegar a tiempo o llegar demasiado tarde termina por ganarle la partida a nuestras ganas de hacer yoga y al bienestar que nos produce su práctica.
Por ello, la práctica de Yoga en casa aplicando las tres sencillas fórmulas que te ofrecemos, a continuación, puede ser una buena alternativa que te permita disfrutar del bienestar de una reconfortante clase de yoga sin la presión ni la disciplina de tiempo que puede exigir una clase establecida. Tan sólo necesitas el suelo de tu habitación y las ganas de sentir los beneficios de esta disciplina milenaria.
Estos son nuestros tres consejos para que practiques Yoga en casa:
Libérate de la presión del tiempo
No necesitas realizar una clase completa en tu casa, con un cronómetro y todo tipo de asanas para terminar con un Savasana de media hora.
Se trata de ajustar tu tiempo disponible, buscar un hueco y darle a tu cuerpo el bienestar que necesite, con unos cuantos saludos al sol al levantarse puede ser suficiente.
Diseña tu propia clase
Aprovechar tu tiempo en casa te permite practicar algunas asanas que de otra forma en una clase grupal no invertirías el tiempo en practicarlas.
Diseñando tu propia clase, además de practicar, puedes, también, elegir dos o tres asanas que te ayuden a equilibrar tu día, centrándote en lo que tu cuerpo y mente han necesitado durante esa jornada.
Sientate en silencio
Durante cientos de años antes de las diferentes asanas y posturas sobre las manos, el yoga se sustentaba sobre todo en el reconocimiento del cuerpo a través de la respiración y la quietud del estado meditativo.
Recuperar esa práctica ancestral en el espacio de tu habitación es una buena forma de conectar con tu cuerpo y la filosofía del yoga sin salir de tu casa y sin los agobios y presiones de un espacio compartido.
Adapta la práctica del yoga a lo que necesites. Ella te transformará.
Convierte en una práctica diaria la creación de ese espacio sagrado
donde convergen el silencio de tu casa y el silencio de tu interior.
Escrito por Equipo AIYA
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