Reflexología podal: ¿Qué es y cuáles son sus beneficios?

La reflexología forma parte de aquellas disciplinas holísticas que entienden que el todo se encuentra íntegramente representado en cada una de sus partes y que incidir en un área concreta de un sistema, afectará al cuerpo total de su estructura. En el caso de la reflexología, hablamos de que un punto del pie conecta con algún sistema del cuerpo, órgano o glándula.

La medicina tradicional china y el Ayurveda indio sostienen que los extremos del cuerpo son terminales importantes de nervios que influyen en todo el organismo. En este caso, los pies representan la parte física y espiritual de una persona, y es desde ellos, desde donde se inducen estados de equilibrio y bienestar.

La reflexología podal es una terapia suave sin efectos secundarios. Existen muchas razones para acudir a la reflexología podal ya que sus beneficios son numerosos. Además de ser una experiencia placentera, es una práctica que induce al descanso, equilibra el sistema nervioso central y periférico, desintoxica el organismo, activa la circulación, fortalece el sistema inmunológico, alivia molestias en la columna y requilibra los doshas.

Está destinado a todo tipo de personas, siempre y cuando se conozcan algunas contraindicaciones a tener en cuenta. No es aconsejable si tienes fiebre, enfermedades cardíacas, si padeces gota, reumatismo, inflamación en la zona, o fracturas locales.

Reflexología en Occidente

El uso terapéutico del masaje podal, lo introdujo en Occidente el doctor William Fitzgerald a principios del siglo XX. Este médico americano ejerció la medicina en Europa, y fue en Londres donde entró en contacto con la cultura hinduista, ayurveda y otros conocimientos orientales. Sus teorías fueron recopiladas en un libro llamado Zone Therapy, en el que divide al cuerpo en diez secciones. Tras varias investigaciones, descubrió que esas zonas se reflejaban de igual manera en los pies.

Si bien estas teorías fueron rechazadas por el gremio de médicos, a principios de los años 30 una masajista llamada Eunice Ingham basó su terapia en los principios postulados por Fitzgerald. Gracias a su labor de investigación y tras la publicación de dos importantes libros, se pudo crear el primer mapa reflexológico occidental con las correspondencias de los órganos y las distintas zonas de los pies.

Técnica básica

Durante la práctica del masaje, se utilizan normalmente aceites vegetales. El más indicado es el aceite de sésamo por su alta capacidad de penetración en la piel. Junto con el aceite base, se pueden aplicar algunos aceites esenciales, como el de árbol de té o lavanda.

El masaje se comienza siempre por el pie izquierdo con dos manos, de manera que el aceite penetre y suavice todas las zonas del pie. La técnica básica consiste en ejercer presión con el dedo pulgar recorriendo la planta del pie, empeine y articulación del tobillo

En función de los objetivos que desees conseguir, el masaje incidirá más sobre unos puntos u otros. En Ayurveda se describen varios puntos marma en la zona de los pies, que son muy útiles para tratas ciertas molestias. Por ejemplo, el marma Pada Madhya muy indicado para mejorar la circulación de las piernas, aliviar dolores de cabeza o tratar los vértigos. O el marma Pada Charana situado en la parte anterior del tobillo, ejerce su acción sobre el colon, aliviando estreñimiento o problemas relacionados con él.

Igualmente, la reflexología puede formar parte de tu rutina de automasaje ya que su técnica sencilla, hace que cualquier persona interesada, pueda comenzar a aplicar este gran método de salud.

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