Saucha. Cada nuevo nivel, un nuevo demonio.

Pedro arce yoga ayurvedico

Yoga Sutra: 2.41

sattva shuddhi saumanasya ekågra indriya-Jaya atma darshana yogyatvani cha

«También a través de la purificación del cuerpo y mente (shaucha) nos encaminamos hacia la purificación sutil (sattva), para que se desarrollen en nosotros la bondad y la alegría de sentimiento, la conquista y el dominio sobre los sentidos…»

Patanjali

-¿Y ahora, después de haber pasado esto…qué es lo siguiente?-. Me preguntó extenuada…

Acababa de descubrir que el cumplimiento de las expectativas que había puesto durante toda su vida en su brillante carrera profesional estaban huecas. Que en realidad, no la llenaban. Después de tantos años de sacrificio y esfuerzo se sentía vacía, sin sentido. Había trabajado desde cría como una burra, siempre hacia adelante, en pos de una zanahoria invisible que todos le habían prometido conseguiría volcándose en cuerpo en el trabajo y cierta posición. «Todos», eran sus padres, profesores y muchos de sus amigos. Creía sin dudar, que podría adquirir tranquilidad a través del pago riguroso de todas las facturas que la sociedad material nos impone. Pero a estas alturas, eso ya no era suficiente. Muchas noches, una indefinible sensación de asfixia nihilista la despertaba. Sentía que su vida se limitaba a pagar recibos, comprar y vestir a la moda, y ser estrictamente puntual en todas sus citas. Era una chica modelo.

Empezó la práctica de yoga sin mucha consciencia de lo que hacía. Vio en una revista una modelo que salía estirándose y hablando de lo bien que le hacia sentir moverse en la esterilla. Sabía que le vendría bien y se dejó llevar. Al cabo de un año quería más y decidió hacerse profe de yoga.

De este comienzo ya ha pasado año y medio. Ahora hablamos a menudo bromeando. Entre risas, ella me recordaba las primeras palabras que les dirigí como estudiantes del curso de profes de Yoga:

-Pedro, recuerdo cuando dijiste que la práctica de yoga sincera podría cambiar nuestra vida en aquella primera clase y la verdad pensé que exagerabas. Pero hoy veo que no lo hacías. No sé que es exactamente lo que hace el yoga, pero a mi me está funcionando.- Dijo ella.

– Te entiendo perfectamente. A mi me pasa lo mismo. Ya no estoy tan preocupado en buscar respuestas, sino en practicar soluciones.- Le dije mientras seguíamos caminando.

Descubrió que muchas de sus antiguas verdades no eran más que fantásticos decorados de cartón. Y de que muchos de sus anhelos más valiosos los había perdido habiéndolos depositado en sitios equivocados. Estos despertares habían sido dolorosos en un primer momento, pero altamente refrescantes una vez integrados. Gracias a ellos, ahora vislumbraba ante si un mundo lleno de posibilidades. Sus ganas eran enormes, proporcionales a la sacudida que le había producido esta crisis.

Sentía que había dado un paso importante en su vida y era el tomar consciencia de lo que no quería. Pero esto sería solo el comienzo.

Entonces recordé los videojuegos a los que jugaba de crío, cuando al final del nivel aparecía un monstruo o un supervillano. Era muy difícil superarlo, y cuando lo conseguías sentías que algo importante habías logrado. Y así era: se abría la antesala para la siguiente fase aún más desafiante.

Nuestra vida no es un videojuego, solo tenemos un «Game over». Sin embargo mientras que llega, siempre que alcanzas un nuevo nivel, debes prepararte para un nuevo demonio.

Escrito por Pedro Arce


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