Kerala, India.

Los primeros días después de la llegada en avión, la comida que nos sirvieron fue estilo lugareña, de Kerala, con gran variedad de sabores, aunque toda ella dentro de la filosofía del ayurveda. (Algunos piensan que porque la comida sea hindú tiene que ser ayurvédica, y no tiene nada que ver. Ayurveda, en su rama nutricional, es el arte de convertir el alimento en medicina, mientras que los platos tradicionales son gastronomía)

Todos los días tenemos consulta con los doctores y tratamiento, que en mi caso, para empezar, consistía en masaje Abhyanga a 4 manos de casi 45 minutos. Los masajistas, lugareños de las aldeas limítrofes, lo ejecutaban con una sincronicidad total, tanto en el ritmo como en la intensidad de la presión.
Se agradece mucho que te lo den la terapia sin ropa. Uno tiene una gran sensación de libertad. India tiene una cultura muy tradicional, especialmente en el sur. A los hombres solo nos dan masajes hombres y lo mismo pasa con las mujeres. En India no se intercambian los sexos para los masajes. Los pases son largos, recorriendo todo el cuerpo. Así hemos estado varios días en lo que nos íbamos quitando el cansancio del viaje y recuperándonos del cambio horario.
Todo este protocolo tenía como objetivo la preparación de la ingesta del ghee medicado, (ghee es mantequilla de leche de vaca clarificada muy utilizada en ayurveda como vehículo de principios activos de determinadas plantas o también utilizad en estado puro).

Nos habían avisado que era el momento en el que realmente empezaba la aventura.

El gran día llegó, nos convocaron a las 7:00 de la mañana y nos dieron un vasito de Ghee, que es como beberse medio vaso de aceite de oliva crudo. Pero algo más amargo debido a la preparación medicinal que llevaba.

ghee

Ghee

El efecto del ghee en el panchakarma es el de separar las toxinas de los tejidos del cuerpo. Desde el momento que ingieres el ghee ya no comes nada, solamente agua caliente. El objetivo de que el agua este caliente es como en el lava patos. El agua caliente arrastra mejor la grasa.

Yo lo he tomado sin respirar. La verdad que provoca cierta nausea y su sabor a mí no me agrada. Después me fui a dar un paseo de una hora aproximadamente, con mi cámara, para disfrutar el entorno paradisíaco de selva de la zona. Notaba que cada vez que me paraba a hacer alguna foto y tenía que concentrarme un momento, así como cuando intentas leer un libro en un coche en marcha, se me iba ligeramente la cabeza. Pero no le di más importancia a la sensación de mareo.
El caso es que volví, tuve la entrevista diaria con mi doctora y estuvimos hablando de temas personales. Le conté que yo no sufría ninguna enfermedad y que mi objetivo para este proceso de panchakarma era más bien de tipo emocional y espiritual. Lo cual agradó mucho a la doctora y me animó a que observara mis emociones durante los siguientes días. Cuál fue mi sorpresa que al salir de allí, me sentía muy sensitivo. Muy abierto a lo que el entorno me ofrecía. Me dejé llevar por la belleza de la vegetación y poco a poco fui buscado cierta intimidad.

Cuando de repente empecé a conectar con imágenes de mi pasado, de hace mucho tiempo, de cuando era niño, y una pena profunda e indefinida me agarró el pecho y me puse a llorar. Caí de rodillas, sin encontrar explicación alguna a mis sentimientos. Me desahogué a gusto y lo que quedó fue una sensación de alivio, y la vez de expectación ante lo que venía por delante. Ahora sentía que la verdadera purificación había comenzado.
Pedro Arce

Panchakarma

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