Diario de un panchakarma 2º. Dias de Ghee
Segunda parte:
Empecé el proceso de la ingesta de ghee medicado con un peso de 65 kg. Iba a estar 3 días únicamente con un vaso matinal de ghee, dosis que irían progresivamente en aumento, y agua a discreción a cualquier hora del día. El agua que se utiliza en el panchakarma es agua especial, una suave «ginger wáter» (o agua con jengibre que apenas se nota su sabor) a temperatura entre caliente y templada. La verdad que a última hora de la tarde me tomaba un poco de agua con arroz que calmaba mi estómago para que no ardiera.
Como contaba en el post anterior, mi entrada en el proceso de ingesta de ghee fue por la puerta grande, con desahogo emocional así de pronto, en la primera mañana. Y aunque los efectos de la medicina iban remitiendo según pasaba el día, te dejaban hecho polvo. El objetivo de esto no es torturarte, sino movilizar las toxinas de lo más profundo de tus tejidos y desplazarlas a zonas donde puedan ser manejadas posteriormente. Así como para lavar las manchas es necesario primero aplicar jabón para que la grasa se separe de la tela, así el ghee arranca las toxinas de las partes más profundas de nuestro cuerpo. Y la verdad, no es agradable. Te sientes enfermo. (De esto hablaré en el siguiente post)
El caso es que el segundo día se me taponó un oído. Otra molestia que me sucede cuando tengo estrés en mi vida cotidiana en Madrid. El ghee va sacándote todos los dolores que están escondidos en tu cuerpo. Tiene el poder de tocar tus puntos débiles, los remueve y saca a flote, preparándolos para que luego sean purificados. Cada uno iba contando las partes donde sentía dolor. Unos en la cabeza, otros en articulaciones de zonas concretas del cuerpo, etc…Las posibilidades eran tan variables como las personas.
El tercer día mi debilidad iba en aumento y mi ánimo caía en picado. Pesaba 62 kg. Ya se me veía flaco sobre todo en la cara. Durante este proceso la doctora me prescribió no practicar asanas de yoga para no interferir y que mi energía vital se concentrara en el proceso. Mi prana estaba secuestrado. Al final estuve casi 5 días sin practicar…hacía años que no pasaba tantos días en dique seco pero mi cuerpo necesitaba descanso. Y como contaré más adelante me sirvió para comprobar los efectos de la limpieza en mi práctica de yoga. De todas formas si me dejaron practicar pranayama (respiración) y meditación, por lo que aproveché para la introspección. La verdad es lo que más necesitaba. Intimidad conmigo mismo y silencio.
Una preparación para observar como afloraba la parte más oscura y tóxica de mí. Tanto a nivel físico, como emocional y espiritual. Solo desde esa perspectiva tendría la serenidad suficiente para en la medida de lo posible dejar pasar esa marea negra y que no me volviera patas arriba. Me estaba preparando para el primer gran panchakarma, Vamana. La eliminación de las toxinas removidas a través del vómito….
Disculpad pero desde aquí no tengo velocidad suficiente para subir las fotos al blog. Fotos en mi página personal de fb:
https://www.facebook.com/pedroarcecifuentes
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