Ese dulce veneno. El azucar.

El azúcar. Dulce, tentadora, controvertida, amada y odiada a partes iguales. Esa sustancia inseparable hasta hace poco del café o té, aparentemente inocua que se anunciaba hace años con el eslogan televisivo : “endulza tu vida”, puede llegar a amargártela.

Son ya numerosos los autores que la califican de “droga dura” ya que puede provocarnos graves problemas de salud y una adicción difícil de detectar y tratar. La ingesta de azúcar provoca una respuesta bioquímica similar a la de otras drogas liberando dopamina en el cerebro. El ayurveda nos habla de que el sabor dulce en los alimentos genera satisfacción y felicidad. Pero los sabios ayurvédicos se referían a dulzores más nobles y naturales, pues hace miles de años no tenían que lidiar con monstruos tan concentrados como los que convivimos los ciudadanos domesticados del siglo XXI.

¿Eres de esas personas que necesita darse un homenaje con algún dulce diario?¿ o a veces en situaciones de mayor estrés recurres repetidas veces al día a un chute de glucosa?. «Tres de azúcar en el café, la vida ya es bastante amarga…»cantaba la canción. ¿crees que porque utilizas sacarina o no endulzas tus bebidas estás a salvo del azúcar? ¿es la cocacola zero la solución? Lo siento pero escapar a esta sustancia blanca no es tan sencillo como nos podemos imaginar en un primer momento.

 Una sustancia química

El azúcar refinado o sacarosa no es un alimento, es una sustancia química concentrada. En su proceso de obtención desde la planta de origen, ya sea la remolacha o la caña de azucar, se le han sustraído las sales minerales y oligoelementos naturales.El azúcar de caña por ejemplo, viene acompañado de complejas combinaciones de enzimas, vitaminas y minerales, que permiten que el azúcar pueda ser asimilado y quemado fácilmente en el organismo y así darnos energía. Todo esto se pierde en el proceso de refinado, ya que se  concentra para aislar la sacarosa llegando a ser hasta un 99% de pureza. Es sin duda la sustancia de mayor pureza de todo el supermercado…y de ahí su peligrosidad que tiene en nuestro cuerpo.

Una opción «descafeinada» puede ser el azúcar moreno, ya que aún no siendo la panacea, no resulta tan dañino como la azúcar blanca, pues al ser semi refinado conserva  parte de sus propiedades nutritivas.  Pero debemos estar atentos ya que algunas marcas comerciales añaden colorante marrón o caramelo al azúcar refinado para hacerlo pasar por integral.

Debido a la gran pureza del azúcar refinado el organismo se ve obligado a ceder reservas propias de vitaminas(en concreto la tiamina), enzimas y minerales, para asimilar la sacarosa o azúcar blanco; esto produce una alteración para el  metabolismo y los órganos que pierden dichos biocatalizadores.  La tiamina se encuentra en forma natural en las frutas y verduras. El jugo de caña por ejemplo también contiene sacarosa, pero con tiamina, por lo que no hay merma en las reservas del cuerpo. Todo lo contrario ocurre cuando nos alimentamos con bollería industrial, helados, refrescos edulcorados, etc.. donde introducimos al tubo digestivo grandes cantidades de azúcar  y nada de tiamina u otras vitaminas del complejo B, para ayudar a su procesamiento.

Debido a esto se vincula el consumo excesivo de azúcar a enfermedades degenerativas  como cardiopatías, diabetes y el cáncer. Así como la obesidad, desórdenes digestivos, hiperactividad y las caries dentales.  Las grandes reservas de tiamina (vitamina B1) están en el corazón y el hígado, por lo que será de ahí de donde salga la tiamina necesaria para gestionar un consumo de azúcar refinado elevado, originando problemas hepáticos y cardiacos.

La conclusión que sacamos es que azúcar blanco no nutre, aporta calorías vacías y  le roba al cuerpo nutrientes que ya posee.

Además en el proceso de obtención del azúcar, concretamente  en la etapa de refinado se utilizan sustancias químicas como el ácido sulfúrico (usado en la industria como corrosivo), de efectos perjudiciales para la salud.

Por lo tanto no es solo el temor a las caries dentales, aquellos con lo que nos amenazaban nuestras amorosas madres el efecto nocivo para nuestra salud. Es también el temor a las dolencias cardíacas, problemas endocrinos, nerviosos, el envejecimiento y la muerte prematura, lo que nos debería conducir a erradicar el vicio de consumir azúcar refinado.

Las últimas investigaciones  apuntan que el azúcar puede inducir al cáncer. A nivel celular, existen enzimas que contrarrestan los efectos negativos de algunos desechos celulares que se producen en la respiración de la mitocondria. Algunos de estos residuos se denominan radicales libres. Pero para que estos enzimas protectores desarrollen su función es necesario un equilibrio de minerales. Una de las acciones del azúcar es consumir estos minerales del cuerpo, con lo que las enzimas no son tan efectivas en su función de protección. Aumenta  la presencia de estos radicales libres que pueden causar la generación de sustancias celulares cancerígenas.

Por otro lado el sistema nervioso consume grandes cantidades de azúcar y oxígeno. Nuestro cerebro es el órgano más sensible a los altibajos de la glucosa en sangre. Esta cantidad de glucosa en sangre o índice glucémico debe estar en equilibrio con la cantidad de oxigeno sanguíneo. Cuando el nivel de glucosa en sangre es relativamente bajo, aparece la desagradable sensación de hambre y bajón energético.

El proceso digestivo del azúcar es realmente sencillo y, en pocos minutos unos gramos de sacarosa se han convertido en glucosa y pasan a nuestra sangre. El organismo pone en funcionamiento una serie de reacciones internas para mantener el nivel de glucosa en nuestra sangre en valores entre 80-100mg de glucosa/100ml sangre. Estos parámetros son registrados por nuestro organismo, a través de quimioreceptores en el hipotálamo, e inmediatamente el sistema nervioso ordena a las glándulas endocrinas (en especial el páncreas) descargas de glucagón o insulina para regularlos en función de si el índice glucémico es menor o mayor a los valores óptimos. Pero si estamos introduciendo azúcar en nuestro cuerpo frecuentemente y en grandes cantidades, no dejamos que los mecanismos de regulación del organismo funcionen adecuadamente para compensar estos desequilibrios. Debido a las elevadas dosis de glucosa y su rápida aparición en la sangre, el organismo se ve obligado a liberar grandes cantidades de insulina para convertirla en glucógeno, fenómeno que provocará una bajada abrupta de los niveles de glucosa en sangre que nos producirá una hipoglucemia reacional. ( Concentración menor de la deseada de glucosa en sangre por efecto de una aumento súbito de insulina). Y nos sentiremos con hambre, vacíos y desanimados.

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Nuestro cuerpo trasforma el azúcar en glucógeno de forma natural y lo almacena. Pero nuestro organismo no puede guardar cantidades ilimitadas de glucógeno. Cuando sobrepasamos los límites de almacenamientos de glucógeno hepático y muscular  parte del azúcar es trasformado en moco y desechado a través de la mucosa de los bronquios o intestinos. Otra parte es trasformado por el hígado en triglicéridos, es decir, grasas. Es por esto por lo que es sabor dulce aumenta el dosha Kapha.

Las industrias de la alimentación eliminan grasas de sus alimentos pero nos las introducen de forma indirecta. Nos elevan la cantidad de azucares añadidos de forma que nosotros mismos lo convertimos en grasas en nuestro laboratorio interior.

Estos niveles elevados de glucosa en sangre debilitan nuestro sistema inmunológico haciéndonos proclives a toda clase de virus e infecciones bacterianas, micóticas y procesos autoinmunes o alérgicos.

La producción industrial de azúcar requiere de un proceso de carbonatación, fenómeno que habrá que la sacarosa que ingerimos a diario, perturbe el equilibrio calcio-fósforo de nuestro organismo.  Debido a esto necesitaremos aumentar la cantidad de calcio en la sangre (y este se obtendrá de los huesos y dientes, lo que hará que se debiliten). Y también necesitaremos disminuir la cantidad de fósforo haciendo que al individuo se sienta débil, sin energía. Por otro lado, la sangre tiende a acidificarse con los excesos de azúcar.

Otro de los efectos es que perjudica a tu belleza ya que el consumo excesivo de glucosa deteriora el colágeno y acelera el envejecimiento de los tejidos provocando la flaccidez y descolgamiento de la piel.

Para hacernos una idea de la diferencia entre la panela o azúcar sin refinar, el azúcar moreno y el azúcar blanco, compara el contenido en minerales y vitaminas.


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El azúcar, villano enmascarado.

El azúcar está en casi todos los alimentos que son elaborados por la industria alimentaria. Panes, galletas, helados, sopas deshidratadas, alimentos precocinados, etc…

Para intentar esquivarlo debemos leer bien el etiquetado. Fijaros que esta información se encuentra en el lugar más oculto del envase o enmascarado por otros nombres.

Incluso los productos de herbolario o dietéticos llevan azucares camuflados con nombres que nos hacen creer que son “más saludables” como jarabe de arroz o jarabe de maíz.

A continuación presento una lista con palabras que se usan como eufemismos para ocultar el azúcar.

  • ¡¡¡ Todos los ingredientes con la palabra jarabe son azúcar!!! Jarabe de maíz, jarabe de maíz de alta fructosa, jarabe de malta, jarabe de arce o de arroz
  • La miel de ágave.
  • Edulcorante de maíz.
  • Jugo de caña deshidratada.
  • La Dextrina y la dextrosa.
  • La fructosa, glucosa, lactosa, maltosa y sacarosa.
  • Jugo de fruta concentrado.
  • El sorgo y la melaza.
  • El Xylose.

Si quieres endulzar tus bebidas u otros alimentos sin demasiadas calorías, una opción saludable a los edulcorantes artificiales es la estevia, de origen natural. Por su poder endulzante e inocuidad para la salud.

Os dejo como reflexión dos etiquetas de dos alimentos, una bebida comercial y un producto artesano. Uno con azucar y otra en la que no aparece la palabra azucar añadido…pero con trampa!

¿Sabéis qué trampa es?

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En esta caso el producto es con cero azúcar añadido, pero fijaos lo que lo sustituye!!

Pero esto es otra historia…

Pedro Arce


FORMACIÓN AYURVEDA

AIYA, Metro Ópera. Madrid.