Meditación
A través de la práctica de la meditación, uno llega a la conclusión que la gran mayoría de los fantasmas que nos asustan, verdaderamente no son más que ilusiones de nuestra mente.
A lo largo de mi vida he sufrido de grandes miedos. Miedo a no ser querido. Miedo a la inseguridad económica. Miedo indefinido y latente a infinidad de cosas. Al pasar los años uno se da cuenta que la mayoría de ellos, por no decir todos, al final nunca se materializaron. Pero sufría y aún sufro como si fuesen reales.
La meditación es aprender a convivir con estas visiones. No significa que vayan a desaparecer por completo. Sin embargo, sentarme en quietud conmigo mismo y observarme atentamente, me permite llegar a conocerlas. Ese conocimiento, me confiere la libertad de no identificarme con ellas cuando se presentan. Y poco a poco van perdiendo su poder. Lo pierden en la misma proporción en la que voy reencontrándome.
Pues esos fantasmas por reales que parezcan, no son más que espejismos detrás de nuestro verdadero fondo.
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